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martes, 23 de noviembre de 2010

Día 5

Namib Desert Lodge – Sesriem

Una hora menos en Namibia.


Aunque resulte difícil de imaginar, a las 3:15 ya estábamos en pie, para ponernos en marcha y llegar a tiempo a la puerta del parque sin problemas. Con un frío como no habíamos tenido en los anteriores días de viaje y mucho más sueño, despertamos al guardia de la puerta del lodge para que nos abriera la barrera y poder salir. No pareció sentarle muy bien la verdad…Salió con una camiseta, descalzo y con cara de no entender nada, ni porqué los “guiris” salían al desierto a las 3:00 ….pero nosotros somos así…


Gracias a este madrugón comprendemos un poco más como funcionan muchas cosas; estas personas trabajan de día en la barrera, y de noche duermen allí, concretamente en la caseta de la misma entrada. Se podría decir que su vida gira en torno a la barrera y la entrada del recinto. Abriéndoles la valla a gente que se gasta más dinero en una semana, que todo lo que ese pobre hombre pudiera llegar a ganar trabajando 300 años….


El trayecto no se hizo muy largo, y como estaba previsto llegamos los primeros a la puerta del parque. Con la experiencia anterior, llamamos a voces al hombre-guardia, que con cara de pocos amigos nos informó que hasta las 6:30 no abría la puerta…Cómo??? No puede ser pensamos….porque a esa hora no llegamos a ver el amanecer, a esa hora ya ha salido el sol.


Por mucho que le insistimos, no nos hizo ni caso. Cada vez que lo despertábamos nos contestaba siempre lo mismo: No. Así que en un último intento pensamos hasta en comprarlo con 50$, pero esta idea era totalmente inútil como pudimos comprobar unas horas después.


Durante unas horas, lo único que pudimos ver de Sesriem fue el cartel de la entrada, y la caseta donde el vigilante intentaba dormir...



Ante semejante problema y sin ninguna otra posibilidad, decidimos continuar en el coche, intentando acomodarnos lo mejor posible y dormir hasta la hora en que el amigo abriera la puerta. Pero a eso de las 6:00 y con la luz del alba, ya a nuestras espaldas, empezó el movimiento de coches en el interior del recinto. El guardián de la puerta seguía durmiendo a pierna suelta….


Varios coches empezaban a aparcar ya tras los nuestros, y de uno de ellos, se bajó una mujer italiana, que se acercó a nosotros y nos preguntó a que hora abrían la puerta. Estuvimos hablando un rato con ella, y un poco cansado ya de esperar, Jorge se dirigió al otro hombre que estaba custodiando la puerta para preguntar una vez más a que hora tenían pensado abrir, porque ya se pasaban casi 20 minutos de las 6:50, que nos habían dicho en un principio.


Con el honor de ser los primeros en la puerta, el Sol empezaba a despuntar y no teníamos noticias del hombre que nos tenía que abrir la puerta...



En ese momento el hombre, le mostró a Jorge su reloj, y marcaba las 5:50, y cuando Jorge le iba a decir que tenía el reloj parado, a mí se me encendió la bombilla y le corté la intervención diciéndole: Espera!!! En Namibia es una hora menos que Sudáfrica y España….. La italiana no daba crédito a lo que escuchaba, Jorge se quedó pálido y yo sin palabras….


Sabías que es una hora menos y no nos dices nada?? Llevamos 3 días viviendo con una hora equivocada!!! me preguntó Jorge…- Yo lo sabía, y lo hablé un día en el coche, pero veo que nadie me hizo caso, respondí. (La italiana seguía riéndose de nuestra situación y conversación.)


La reacción a la gran noticia, por parte del resto del grupo fue decir: Joder!!! Entonces hoy nos hemos levantado a las 2:15 !!!, con razón el portero del lodge tenía cara de asustado, estaría pensando: A dónde irán estos locos españoles tan temprano???...


Pero las sorpresas matutinas no terminaron con nuestro nuevo cambio horario, porque cuando el hombre abrió la puerta y preguntamos en la oficina de información, resultó que hay que pagar 500$N para entrar dentro del parque (las seis personas y los dos coches), que la entrada vale sólo para un día y no se puede pagar la entrada el día antes y llegar temprano para entrar porque la segunda barrera no la abren nunca antes de las 7:00. Por lo tanto, es imposible ver el amanecer desde la duna si no se está alojado dentro del camping del parque.


Pagamos los 500$N de nuestra entrada y nos quedamos sorprendidos de que la carretera esté completamente asfaltada hasta el final, con esto no habíamos contado la noche antes haciendo nuestros planes horarios. Como era bastante temprano y no había casi nadie aún, llegamos a la famosa duna 45 y nos la encontramos bastante vacía.


Imagen de la carretera que atraviesa Sesriem y permite llegar hasta el final del parque y las famosas dunas, alrededor el silencio...



Nos paramos en la primera dura que encontramos, curioso el color oscuro de la arena. Nos la imaginábamos amarilla....



Apenas un par de camiones de viajes organizados estaban aparcados delante de la duna, donde mientras los turistas suben a sacarse las fotos y ver el paisaje, los dos hombres que van con ellos les preparan el desayuno, colocan las sillas, las mesas, etc; para que cuando bajen tengan todo listo para desayunar sin hacer el mínimo esfuerzo….


La famosa duna 45, desde lejos la pendiente impresiona....



La duna es bastante difícil de ascender, porque aunque está bastante pisada, los pies se entierran una barbaridad, y a los 3 minutos de ascensión el cuerpo ya pide descanso. Además, no conviene intentar subir corriendo, la propia experiencia me dijo que después de unos cuantos pasos, el corazón se quiere salir del pecho.


Subir la duna es una experiencia indescriptible, a cada paso se va notando el aumento de altura, la zona que se pisa puede tener como mucho 25 cm de ancho y a ambos lados la gran pendiente, aumenta de tamaño a cada paso que damos…levantar la vista y ver unas figuritas pequeñas allí arriba en lo alto impresiona, por momentos te sientes como un equilibrista paseando por un cable…


La arista de la duna es una superficie estrecha, lo que hace que los primeros pasos se den con cuidado por el miedo interior a caerse hacia los lados.



Mucha gente sube y baja a lo largo de la mañana. A partir del mediodía estar ahí con el calor debe de ser insoportable. Por un lado es bonito y curioso subir, pero pensándolo bien es un desgaste brutal para la duna: miles de personas subiendo y bajando por donde les da la gana a diario, haciendo lo que quieren e incluso llevándose arena en pequeñas botellas…en Europa estaría prohibido o casi, pero por desgracia esta actividad da mucho dinero……


Una parada para descansar y sacarse una foto de grupo a mitad de camino..



Estuvimos en lo alto de la duna bastante tiempo, tanto que al final prácticamente nos quedamos solos. Todos los turistas empezaron a bajar, desayunar o simplemente seguir el camino hasta el final, aparte de que el calor se empezaba a dejar notar de manera importante. Fue en ese rato cuando aprovechamos para disfrutar de algo que pocas veces podremos hacer: saltar por los aires a 150 metros de altura y no rompernos un par de costillas en el intento. Las fotos hablan por sí solas….




Cuando el Sol apretaba tanto que era imposible estar descalzo sobre la arena, decidimos bajar por un lateral corriendo y seguir nuestra ruta hasta el final del parque. El paisaje que rodea a la carretera es impresionante: cientos de dunas todas de diferentes formas y tamaños, con la arena brillando por el sol o haciendo sombras, dan ganas de pararse y sacarle fotos a todas y cada una de ellas….


Llegamos a la zona donde se encuentran las salinas y el lago seco, una zona que avisan sólo es apta para vehículos 4x4.Nosotros, pobres ilusos y pensando que los pequeños cacharros que alquilamos podrían con semejante cantidad de arena que allí había, entramos por el camino y apenas 200 metros después nos quedamos atrapados…A duras penas conseguimos sacarlo y dar media vuelta para volver al parking…


Como todo está montando para el turismo, hay decenas de vehículos 4x4 bien preparados, que se dedican a llevar a la gente hasta el final y traerlos de vuelta a una hora acordada “previo pago” claro está. Un conductor de esos vehículos nos vio pelear con el Terios y como buen comerciante, primero nos ofreció su ayuda, y tras nuestra negativa, nos siguió todo el camino hasta el parking para ofrecernos un viaje a buen precio….


No nos quedaba otro remedio que aceptar si queríamos ver el lago y las dunas, así que negociamos el precio en Euros y Dólares Americanos. El hombre de tonto no tenía un pelo, y no conseguimos colarle el mismo precio en ambas monedas. Así que pagamos unos 10 euros cada uno por el paseo de ida y vuelta.


El 4x4 que nos acercó hasta el final del parque (el lago seco y las dunas)



La salina y el lago entre las dunas es cuanto menos curioso; después de subir a lo alto de una duna, se puede ver el auténtico cementerio de árboles totalmente secos, con toda la superficie de tierra blanca a su alrededor. Es una superficie mucho más grande lo que aparenta. La última vez que se llenó de agua fue en el año 2001. Cuando eso sucede, y mientras el agua se mantiene, nace y crece vegetación dando lugar a un oasis.


El lago seco, lo blanco que se aprecia entre la vegetación es sal mezclada con la arena.



El lago grande está repleto de árboles secos de diferentes tamaños.



Tras la visita al lago y durante el camino de vuelta, algo me tenía preocupado: ¿Cómo es posible que un 4x4 se quede atrapado en una pista de arena? Algo no cuadraba en esta historia… así que me puse a investigar en los papeles del coche, revisar y buscar, hasta que al final como me esperaba, saltó la liebre. En el cristal teníamos una pegatina redonda de Europcar con un número de teléfono de emergencia, pero por debajo se apreciaban unas letras…. Arranqué la pegatina y me encontré otra, en forma de aviso, notificando que el sistema 4x4 había sido desactivado por defecto desde la fábrica…. Los de Europcar nos la habían colado y de que manera!!!


Ni con estas fotos los de Europcar se hacen cargo de la estafa, es increíble....



Llegamos a la entrada del parque y preguntamos las posibilidades y precios para alojarnos en el camping esa noche y así poder ver de una vez el amanecer en la duna 45. Como había sitio y el precio era bueno, decidimos reservar unas plazas y nos organizamos para ir a buscar todo el material. Hicimos 2 grupos: David y Fran hicieron el trabajo sucio de desmontar, recoger, traer todo de vuelta, etc y el resto del grupo (Ana, Jorge, Cristian y yo) nos quedamos en el bar del parque pasando fotos, escribiendo el diario, etc. No fue una decisión de vagos ni mucho menos, simplemente no tenía sentido ir todos en los dos coches y gastar gasolina de forma innecesaria. Nos comprometimos a cambio, a montar todas las tiendas y el campamento en cuanto ellos dos llegaran.


En la zona de acampada, los coyotes pasean entre las tiendas y caravanas buscando comida que robar o algunas sobras que llevarse a la boca.



Tras el regreso con las tiendas, accesorios etc, volvimos a hacer la cena a base de troncos y palitos, esta vez nos costó un poco más porque la leña no tiraba y los palitos tampoco sobran en ese camping, así que se puede decir que hicimos pasta a fuego lento…


Durante la preparación y degustación de nuestra ración, nos acompañaron entre las tiendas varios coyotes que se dedican a pasear y esperar a que les caiga algo de comida o a robarla (más bien esto último). Son como pequeños perros con el pelo marrón y negro, que a pesar de todo se asustan con mucha facilidad y tienen miedo a las personas.


A la hora del postre, tuvimos la compañía de un hombre suizo llamado Matías, que lleva la friolera de cinco años dando la vuelta al mundo en su moto. Casi sin querer, le hicimos un tercer grado sobre lugares, países y otros datos que nos interesaban para futuros proyectos. Es un placer compartir sobremesa con gente así, y es que algunos tenemos un Matías dentro…


El día no daba para más, sin lugar a dudas, el más intenso de todos los que llevamos de viaje….

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