Páginas

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Día 2

Upington – Fish River Canyon


El hornillo invisible.


A las 6:30 todos estábamos ya en pie para desayunar y emprender la marcha. El hombre de la recepción nos engañó anoche; a esta hora aún no ha amanecido….


Bajamos a desayunar y la verdad es que no estaba nada mal, un típico desayuno de hotel, o por lo menos algo semejante. Fuimos eligiendo a descarte, por un lado el zumo con hielo, después la fruta y para terminar y haciendo una excepción, todos menos yo han pedido 2 huevos fritos. He sido el más precavido y he desayunado cereales con leche.


Nos tomamos las prevenciones lógicas bastante en serio, todos menos Fran, que no tiene reparo en abrir la boca debajo de la ducha. Dice que somos demasiado precavidos…veremos quién tiene razón, si él o nosotros.


Nada más salir del hotel, paramos a echar gasolina y comprar algo de comer. En este país, de momento los supermercados más comunes son de la marca Spar, como los que había en España hace 20 o 30 años.


Tras la compra de provisiones, nos ponemos en marcha hacia la frontera con Namibia por una carretera completamente recta y un clima tan seco casi como el del día anterior. De camino, nos llama la atención los enormes nidos que los pájaros forman en los postes de la luz, y entre foto y foto llegamos al puesto fronterizo.


Aprovechamos una de las paradas para sacarnos una foto junto al cartel que nos indicaba la cercanía de Namibia...



Parece increíble que unos pájarillos tan pequeños lleguen a hacer semejantes nidos en los postes de la luz. En algunos casos llegan a pesar tanto que han terminado cediendo y cayéndose al suelo, cortando el suministro eléctrico supongo...



Las fronteras y rellenar papeles no tienen secretos para Jorge, David y yo después del Mongol Rally, pero para el resto es toda una primera experiencia. Entramos a cubrir los papeles de inmigración y sellar los pasaportes en unas oficinas Sudafricanas muy limpias y organizadas, hasta ahí todo bien; pero cuando vamos a pasar el último control, con todo sellado, firmado y delante de la última barrera…..control de equipajes !!! Todos tenemos que bajar de los coches, abrir las maletas y bolsos; porque no hay nada mejor para 6 policías aburridos a 110 km de cualquier tipo de civilización, que dos coches de turistas extranjeros con varias mochilas y bolsos para registrar…


Tras empezar por el coche delantero, donde íbamos Cristian, Jorge y yo. El policía aburrido me pide que le enseñe mi bolso, y está muy interesado en la cantidad de papel, bolígrafos y lápices que llevo, así que amparado en mis experiencias pasadas, le ofrezco un rotulador “de regalo”. Desde ese momento se desentiende por completo del bolso, revisiones, etc y todo su cerebro se vuelca en buscar un rotulador negro que pinte bien.


Cuando lo encontró incluso me ayudó a guardar todo dentro y cerrar la cremallera del bolso, olvidándose por completo del resto del coche…. Y es que no hay nada mejor que unos buenos rotuladores para “comprar” a los policías de frontera; palabra de viajero !!!.


Tras pasar el lío fronterizo de Sudáfrica, hicimos un pequeño tramo de carretera y llegamos a la frontera Namibia; un puesto como los de antaño: Roto, viejo y lleno de polvo (como debe de ser una frontera…). Rellenamos los papeles, y teníamos que pagar 200 N$ (Dólares Namibios) por coche, lo cuál nos suponía un problema porque aún no habíamos cambiado moneda, tan sólo teníamos 170 Rands Sudafricanos que no nos

llegaban para nada.


Jorge y David se fueron con un policía a un ¿¿cajero?? para intentar sacar dinero, pero después de más de 10 minutos volvieron sin nada porque el cajero estaba vacío; lo que por otra parte es normal, quien va a hacer 200 kilómetros hasta el medio de la nada para meterle dinero a un cajero?? Al final, y gracias a un inglés que también estaba en la frontera y nos cambió, pudimos pagar y seguir con nuestro camino. Primer día y primera improvisación, como debe de ser!!!!


Tras los momentos frontera, llegó lo realmente bueno del viaje: las pista de tierra y grava, donde la conducción es muchísimo más divertida. Tras dejar atrás varios pueblos de 4 o 5 casas en medio de la árida soledad, llegamos a una zona con un enorme peñón de rocas al otro lado de una verja y una vía de tren. Uno que lo diga y otro que lo haga, paramos los coches, saltamos la verja, cruzamos la vía del tren y en 10 minutos estábamos en lo alto de las rocas desde donde la vista es espectacular.


Después del asfalto Sudafricano por fin llegaba lo divertido: pistas de arena y baches, lo ideal para poner a prueba nuestros 4x4 alquilados...



Nos subimos a lo alto del montículo para disfrutar las vistas y descansar un rato de la conducción.



Vistas desde lo alto de las rocas. La línea oscura es la vía del tren y en la parte inferior izquierda están nuestros vehículos.....



Mientras el resto del grupo se tomaba el descenso con más calma, David y yo bajamos y nos fuimos a probar las bondades de los 4x4 que habíamos alquilado por las pistas de cercanas al peñón. Pero el juego se terminó cuando en el coche conducía yo hubo un pequeño corrimiento de material, y la mesa, esterillas, etc, acabaron todas revueltas y mezcladas en la parte trasera.


De camino a nuestro primer camping, nos cruzamos con los primeros animales del viaje, varios grupos de avestruces, a ambos lados de la pista e incluso algunas cruzando a todo correr asustadas al vernos aparecer con los coches.


Nuestras primeras avestruces del viaje, como corren campo a través las condenadas......



Llegamos al camping antes de lo previsto, entramos en la recepción, un gran local con muchísima decoración a modo de coches antiguos, reliquias de madera, incluso algún camión entre las mesas de la cafetería y restaurante.


Nos ubicamos en nuestra parcela grande, con los baños y las duchas bastante cerca; después de montar las tiendas y organizar un poco los coches (tarea que nos tocará a diario), nos quisimos dar un pequeño chapuzón en una piscina circular que teníamos cerca de nuestra parcela; no sin antes asegurarnos de que tuviera más cloro que litros de agua. Pero el problema surgió con la temperatura de la misma, que rondaría los 12ºC como muchísimo, y no había quién metiera algo más que un pie dentro, tan sólo Fran tuvo el coraje de meterse entero.


Fran, Cristian y Ana montando el campamento junto a la sombra de un árbol.



La sesión piscina no tuvo mucho éxito, tan sólo Fran se atrevió a meterse entero. Algunos incluso ni se acercaron al agua...



Como aquí los días empiezan a las 6:00 y terminan a las 17:30 (cuando se hace de noche) y ya no hay mucho más que hacer, nos sentamos en una terraza del bar a beber algo y probar la cerveza Namibia (nada del otro mundo). Para estas horas muertas, nos hemos traído un par de juegos de mesa y así pasamos el rato de forma entretenida.


A eso de las 22:00 volvimos a las tiendas con la intención de hacer la cena, colocamos todo en su sitio, preparamos las cosas, abrimos la caja del hornillo y …..la caja estaba vacía !!! Nos habían vendido sólo la caja.


Así que no podíamos cocinar lo poco que teníamos: pasta y dos botes de tomate. Teniendo en cuenta que nuestra comida consistió en un bocadillo de pan de molde con mortadela y queso, se podría decir que empezamos el viaje pasando hambre.


Intentamos jugárnosla, y Jorge fue a preguntarle al cocinero del bar/restaurante si nos podía dejar la cocina o cocernos la pasta para poder cenar. Al final, el hombre se apiadó de nosotros y logramos cenar, aunque la cantidad fuera muy poca para cada uno.


Tras engañar al estómago y cuando era casi la medianoche, nos metimos en el saco para pasar nuestra primera noche de camping.

No hay comentarios:

Publicar un comentario