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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Día 1

Vigo – Madrid – Johannesburgo – Upington


De aeropuerto en aeropuerto y tiro porqué me toca.


Como hace prácticamente un año, nos volvemos a encontrar el mismo grupo de gente, salvo algunos cambios, para emprender un viaje intenso y esperamos que interesante.


Mientras aguardamos a nuestro primer vuelo con destino a Londres, comemos algo en el suelo de la T4 de Madrid, como si de un entrenamiento fuera, adaptándonos a lo que nos espera durante los próximos 23 días


Nos ponemos un poco al día unos con los otros, más bien ellos conmigo, porque como soy el único que vive lejos, durante todo el año apenas hemos tenido contacto tras la vuelta de EEUU.


A la hora de facturar las maletas y recibir las tarjetas de embarque, a la chica del mostrador no le apetece trabajar mucho y no hace nada por ponerme con el resto del grupo, así que voy a viajar desde Londres a Johannesburgo sentando 30 filas delante del resto del grupo.


Aunque el vuelo hacia Londres salió con casi media hora de retraso, conseguimos llegar a tiempo para embarcar en el vuelo de la compañía Virgin, aunque no sin echarnos alguna carrera por la terminal. Gracias a un británico amante de su trabajo, al que pregunté si podía cambiar mi asiento por otro, para ir más cerca de mis compañeros, a este hombre, le pareció mejor solución pedirnos los pasaportes, las tarjetas de embarque y hasta las copias de las reservas de los vuelos. Así que por culpa del británico trabajador, tuvimos que recorrer la T3 de Heathrow en tan sólo 8 minutos, cuando lo normal serían 20 o 25 …


El vuelo que nos dejaría en Sudáfrica salió con casi 1 hora de retraso, eso es lo que estuvimos sentados sin movernos (al final de nada nos sirvió la carrera…); pero después todo, el trayecto me pareció muy rápido y cómodo. Mi asiento estaba en la zona de pasillo, y a mi lado tenía a un chico irlandés que viajaba a Madagascar, con el que fui hablando un rato antes de cenar y otro poco por la mañana mientras nos repartían el desayuno.


Las 10 horas de vuelo se pasaron bastante rápido, quizás porque ya estoy acostumbrado a viajes de tanta duración y porque la oferta de ocio (cine, series, música, juegos, etc ) que ofrece Virgin es tan amplia que es posible estar entretenido durante horas.


Y por fin llegamos a África……


El aeropuerto Tambo no parece muy grande a simple vista, (por lo menos la zona de llegadas), pero se ve sospechosamente nuevo… Los carteles anunciando el Mundial de Fútbol están por todas partes, incluso aún no han eliminado los accesos y controles de pasaporte especiales para personal de FIFA y autoridades…


Al salir y recoger todas las maletas (si, llegaron todas) nos estaba esperando un hombre que nos iba a entregar la documentación de los campings, un par de mapas y nos iba a acompañar hasta la oficina de Europcar para recoger los coches alquilados.


Las oficinas de todas las empresas de alquiler de vehículos que operan en el aeropuerto están en un edificio anexo completamente nuevo, es algo que les quedará del Mundial… Allí recogimos nuestros Daihatsu Terios, dos 4x4 urbanos que tienen muy buena pinta, pero no sabremos como responderán en el desierto Namibio…


Tras una breve iniciación a la conducción por el lado derecho, salimos a la fauna Sudafricana en busca de un centro comercial donde comprar los utensilios necesarios para poder vivir durante 23 días. Tras varios kilómetros de algo parecido a una autovía, llegamos al centro comercial, y para evitar sorpresas en el primer día, Cristian y yo, nos ofrecimos voluntarios para quedarnos en los coches vigilando todas nuestras pertenencias.


Con los adornos del Mundial todavía recientes, las vías de comunicación entre el aeropuerto y el centro de JHB son excelentes, muy diferentes de lo que nos encontraremos un par de horas después....



Nuestro primer contacto con la población sudafricana nos hizo ver como las diferencias entre clases es grande. De un lado teníamos a un hombre que se lleva a sus hijos al trabajo, y mientras este desarrolla su labor, los pequeños lo esperan jugando en la camioneta. Y por el otro, toda esa gente en su mayoría blanca, que se acercan al centro comercial con sus vehículos nuevos, a pasar un agradable día con su familia…


Mientras un pobre hombre trabaja recogiendo basura en el centro comercial, sus hijos le esperan subidos y aburridos en la camioneta...De vez en cuando se acerca a ellos para hablarles pero rápidamente se tiene que volver a marchar..



Después de la compra del material, comimos en un McDonald´s (he vuelto a comer ahí un año después), nos pusimos en marcha porque hasta nuestro punto de destino teníamos 800 km por unas carreteras que desconocíamos y sin ningún tipo de previsión de hora de llegada….


La salida de Johannesburgo y sus alrededores es un pequeño caos de tráfico, carteles y naves con C. Comerciales. Nada comparable con lo que nos encontramos un poco más adelante, donde ya se empiezan a ver comunidades de gente viviendo en chabolas de chapa y restos de otros materiales que van reciclando para su uso. Según vamos dejando atrás la urbe, el paisaje se vuelve mucho más seco, y con muchas partes de los campos totalmente quemados.


El tráfico en esta ciudad es importante, en cada semáforo decenas de vehículos de todos los tipos y clases sociales se agolpan esperando la señal verde para salir lo más rápido posible y sin tener en cuenta si te ha dado tiempo a cruzar o no..



Por desgracia la capital Sudafricana no sólo son estadios de fútbol, a pocos kilómetros del centro nos empezamos a encontrar con este tipo de viviendas, que nos acompañarán a lo largo de todo el país...



Durante nuestro primeras horas como conductores Sudafricanos, no dejamos de sorprendernos del estado de las carreteras y las formas de conducción en este país. Aparte de circular al revés (para nosotros claro) los arcenes no existen y el desnivel es lo suficientemente grande como para llevarte un buen susto por despiste, sobre todo porque la velocidad media a la que se circula es entre 100 y 120 km/h.


Según nos vamos adentrando en el centro del país, el paisaje cambia radicalmente y se convierte en un auténtico secarral desértico, completamente llano y sin apenas árboles u otros vegetales de más de un metro de alto. Las carreteras se hacen eternas, con zonas muy rectas y sin curvas, durante decenas y decenas de kilómetros….


Una carretera cortada rompe de lleno todos nuestros planes. Si las vallas están caídas y rotas, cuanto tiempo llevan con las obras ??


Reunión de urgencia: Seguimos las indicaciones de la señal o nos la saltamos y vemos si podemos seguir por la carretera ??


Al viajar en invierno, a las 17:30 se nos hace de noche y las sombras aparecen en cada esquina, aparte de tener cuidado con el arcén y los coches que nos vienen por el lado contrario, hay que llevar otro ojo puesto en los animales y gente que circulan por los laterales de la carretera. La distancia entre Johannesburgo y Upington (nuestro primer destino) es de casi 800 km; teniendo en cuenta de que tardamos mucho en comprar y salir a la carretera, vamos un poco apurados de horario.


Como somos 6, nos hemos repartido 3 por coche y nos vamos dando relevos cada dos horas más o menos. Aún así el camino hasta Upington se nos hace muy largo y cuando por fin conseguimos llegar eran ya las 11 de la noche. Tras recoger las llaves de la habitación y darnos una ducha nos metimos en la cama sin cenar…el cansancio podía sobre el hambre.


Comparto habitación con David.

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