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viernes, 15 de octubre de 2010

Día 18

Maun – Parque de Moremi – Maun

Conducción extrema y jugándonos el tipo con un Elefante.


Ya nos van quedando pocos días, y el cuerpo se resiente de dormir tantas noches en el suelo. Por las mañanas las costillas duelen de dormir en una superficie tan dura...

Desayunamos con calma, nos tomamos la pastilla de Malarone y nos montamos los seis en nuestro flamante 4x4 alquilado, como una familia feliz que sale de excursión un domingo cualquiera.

Como Jorge pidió el primer turno de conducción, llevo el coche hasta la entrada del parque, un trayecto que duró sobre 1 hora hasta el fin de la carretera y otros treinta minutos más por pista hasta la entrada del recinto. La diferencia entre este vehículo y los que nosotros tenemos es enorme, porque mientras en los Terios cualquier bache hace que el coche tiemble por completo, aquí en este son prácticamente inapreciables….

En la entrada del parque se nos trastocaron todos los planes, porque la ruta que nos había recomendado el gerente del camping el día anterior, está cortada y no se puede hacer. El guarda nos muestra un mapa con la única ruta posible y en la que según su criterio no tendremos problemas con nuestro vehículo; la primera vez que nos dicen esto, hasta nos sentimos importantes….

Al final y tras comprar casi obligados un mapa por 100 pulas, me senté a los mandos del LandCruiser y empezamos a seguir el mapa y las indicaciones del guarda del parque. La ruta sugerida tampoco era mala de todo: cruzar cuatro puentes y vadear dos charcas que no sabemos en que estado están, puede llegar a ser muy divertido con este coche..

Los primeros caminos del parque son de grava y mucho polvo, pero poco a poco la pista comienza a ser de arena suelta, y según avanzamos cada vez es más complicado llevar el coche. Hay zonas que a pesar de lo alta que lleva la suspensión, la arena llega a los bajos y lo frena por completo, en esos casos, empieza a funcionar la tracción integral, y poco a poco vamos avanzando muy despacio y con las ruedas delanteras completamente giradas hacia un lado.

Aprovechamos una zona bastante tranquila para bajar del coche, estirar las piernas y sacarnos una foto todos juntos.


En la primera hora tan sólo cubrimos una distancia de diez kilómetros, y es que la lucha entre el coche, las zonas de arena, esquivar las ramas de los árboles que cierran el camino, etc. hacen que la velocidad sea mínima. No se si el resto de mis compañeros se lo están pasando bien, van bastante callados y apenas hablan nada, pero yo lo estoy disfrutando como nunca, y es que estos coches en las zonas de arena son muy divertidos!!!!

Un grupo de Cebras descansan tranquilamente impidiéndonos el paso. Tan sólo con acercarnos un poco se levantaron y escaparon corriendo.



Empezamos a ponernos un poco nerviosos porque el tiempo pasaba y no encontrábamos el primer puente por ningún sitio, el mapa lo marcaba bastante cerca, pero o nosotros íbamos muy despacio o las distancias estaban algo equivocadas. Nuestra idea inicial era parar a comer tras cruzar el segundo puente, pero al ritmo que llevábamos quizás no nos diera tiempo ni a parar, pues teníamos que estar fuera del parque a las cinco de la tarde….

Entre arena y arena, nos cruzamos con varias manadas de impalas, kudu, varias cebras, etc y entre animales llegamos al primer puente….donde las expectativas que teníamos del paso no defraudaron lo más mínimo: Tan sólo cuatro troncos mal puestos encima del agua, en el mismo estilo de los utilizó el camión el día anterior para llevarnos al río. Nos bajamos del 4x4 para comprobar la zona que finalmente era peor la imagen que ofrecía que el estado general, cruzándolo sin ningún tipo de problema.

El paso de los puentes y la conducción extrema, lo más divertido sin duda alguna.


Mientras seguíamos de camino, Cristian cansado ya de compartir sitio con los cuatro que iban sentados detrás se pasó a la parte final, donde tenía más espacio, llevando como compañeros la nevera y la comida.

El tramo entre el primer y segundo puente es una pista de arena suelta muy larga, donde es necesario aplicarle la reductora al 4x4 porque con la velocidad normal por estos lugares (primera) no puede ni moverse. Todos llegamos a la misma conclusión, y es que si este es el camino recomendado por el guarda, como estará el otro que tiene prohibido el paso a vehículos, y por el que nosotros queríamos ir en un principio.

En un cruce de caminos y mientras tomábamos un descanso y un trago de agua, nos encontramos de frente con una gran familia de monos subidos a los árboles cercanos. En estos árboles cuelgan de las ramas unos frutos parecidos a unas mini calabazas alargadas, bastante grandes y que arrancan para comer. Lo simpático llega cuando los monos se aburren de la calabaza o no tiene nada más que comer, porque estudian la ubicación de los impalas que pastan tranquilamente debajo y se las tiran a la cabeza. El ruido que producen las calabazas al caer al suelo no es precisamente de que pesen poco….

Algunos miembros de la familia de Babuinos pasean y buscan algo de comer en el suelo.

Mientras uno de sus primos trata de arracar una calabaza del árbol, para después tirársela al pobre impala.



Llegamos a las proximidades del segundo puente tras un par de kilómetros con más arena suelta que en todas las dunas de Sesriem. Tras pasarlo sin ningún tipo de problema, encontramos el recinto del camping del parque donde no había nadie alojado, y la verdad es que no me extraña. Está ubicado justo en el medio del parque, necesitando para llegar varias horas de un camino imposible, y prácticamente sin ningún tipo de sombra donde pasar las peores horas del día, y es que el calor aprieta bastante, estamos a más de 30 grados….

Debajo de la escasa sombra que podía ofrecernos un árbol comido por las termitas hicimos un alto y preparamos la comida. Nuestro menú consistió de las ya más que famosas latas de atún en aceite de oliva, tres rebanadas de pan de molde y dos lonchas de queso por persona….En mi caso y David también ha tomado esa decisión, preferimos comer el atún de la lata directamente y acompañarlo con pan y algo de agua de vez en cuando, se hace más llevadero y fácil de tragar que un bocadillo tipo sándwich de tres alturas repleto de atún…

Tras la comida y un buen trago de agua fresca (gran invento los 4x4 con nevera), retomamos la senda hacia la zona norte del parque. No tardamos mucho en llegar al tercer puente, y es que el siguiente es peor que el anterior….Este puente es el más largo de todos, está en mucho peor estado y los troncos están atravesados, sueltos e incluso algunos completamente enterrados varios centímetros en el agua. Tras varias comprobaciones e indicaciones a David, que era el conductor, nos pusimos en marcha para cruzarlo de forma lenta y segura, avanzando por partes e indicándole por donde debía llevar las ruedas en cada momento.

Apenas se podían ver los troncos, era todo una charca de barro y lado bastante profunda.



Atravesamos el puente con la gota de sudor en la frente, porque cuanto más avanzaba el coche, más crujían los troncos y más se enterraban en el agua, pero eso sólo lo sabemos los que estábamos fuera.

Jorge se subió a la baca para grabar el paso desde lo alto.


A poca distancia, el mapa nos volvía a engañar, llegamos al punto álgido del día: El puente que hay que rodear vadeando una charca lateral. Están construyendo uno nuevo y la charca de su lado derecho no parece profunda, de hecho, se ve bastante bien el fondo excepto una pequeña zona oscura en el medio. David tenía algo de miedo, sobre todo porque es la primera vez que utilizaba un 4x4 en estas condiciones tan extremas, así que se armó de valor, aceleró, empezamos a meter el coche en la charca, y de repente el coche hunde el morro y el agua cubre casi completamente el capó…. Fueron tan sólo un par de segundos, hasta que con otro acelerón el coche salió de la charca todo mojado; pero la cara que se le quedó a David y a alguno más era para sacar una foto y enseñársela después…

Tras el susto, David paró el coche y respiró hondo; al resto nos dio la risa pero el pobre hombre pensó que nos quedábamos metidos en la charca…

Seguimos surcando la arena por las pistas hasta que nos encontramos un camión lleno de turistas (en estos últimos días hemos visto pocos) parado en un lateral. El motivo era una manada de elefantes que estaba cruzando el camino, así que hicimos lo mismo: paramos el coche, apagamos el motor y nos dispusimos a disfrutar del momento.

Mientras un elefante muy pequeño se metía entre las patas de su madre, el resto seguían su camino entre los árboles y setos; algo no le gustó mucho a la mamá elefante, porque despertó de su continuo letargo de media tarde, abrió los ojos y nos miró fijamente moviendo sus grandes orejas hacia los lados. En el momento en que dio un paso al frente y se puso a unos dos metros y medio de nosotros, encendimos el motor para salir de allí cuanto antes, porque nunca se sabe como puede reaccionar un animal de ese tamaño, sobre todo cuando tiene una cría tan pequeña.


La hembra de elefante y su pequeña cría continúan su paseo, entre árboles y maleza.


Llegamos a la puerta del parque, la misma por la que habíamos entrado, y ya no sabíamos si el mapa seguía marcando mal, o la pista estaba muchísimo mejor en esta zona, porque tardamos menos de una hora en llegar desde el camping, donde comimos, hasta la salida del recinto.

A poca distancia después de salir del parque, y antes de llegar a la carretera asfaltada, nos cruzamos con varios niños que llevaban un pobre burro en muy mal estado y muy demacrado. Paramos a hablar con ellos y a regalarles unas camisetas de Logroño que Ana y Fran se han traído para repartir. Como en muchas otras ocasiones, se ha vuelto a repetir la misma situación: tan rápido como muestras una camiseta, pinturas, comida, etc... aparecen como de la nada más de 20 niños que no sabes muy bien de donde vienen y cuando llegan a tu lado se quedan callados, con los ojos como platos y mirándote fijamente… Es muy triste no poder darle algo a cada uno, pero no llevamos tantas cosas para repartir….

Unas camisetas no son regalo suficiente para esta gente, pero tampoco teníamos nada mejor que ofrecerles...


En el camino de vuelta me tocó el turno de ir compartiendo viaje con la nevera y los restos de comida y basura que nos sobraron. Nos cruzamos con varias furgonetas que llevaban bastante gente en la parte trasera, en esos momentos era cuando yo abría el cristal del 4x4 y sacando medio cuerpo por fuera los saludaba con la mano, provocando la risa y el saludo de los que como yo, iban en la parte trasera.

Al llegar de vuelta al camping, entregamos las llaves del Land Cruiser en recepción y nos fuimos a duchar en los baños panorámicos que tiene el camping, la zona de las duchas no tiene techo, y tan sólo esta cubierta la parte para dejar la ropa y la toalla.

Antes de cenar y mientras jugábamos una partida de cartas, apareció nuestro amigo español, que nos contó que tal se lo había pasado con el guía del Mokorro, su noche en la isla y los animales que habían visto.

Si desde aquí me lee, le mando un saludo Pepe !!! (al final no te pudimos devolver el portaminas ….).

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