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martes, 19 de octubre de 2010

Dia 16

Kasane – Maun


Y cuando estaba todo perdido, aparece un 4x4 de la nada…..


Dejamos atrás el camping y la ciudad de Kasane, donde hemos pasado los 3 últimos días, para seguir hacia otro punto de nuestra ruta; esta vez prácticamente en el centro de Botswana, la ciudad de Maun.


Lo primero que necesitamos hacer, es llenar los depósitos de gasolina de los Terios lo máximo posible, pues nos han avisado de que es posible que muchas gasolineras se encuentren sin carburante durante días, así que no queremos correr ningún tipo de riesgo.


Todas las gasolineras que hemos visitado hasta el momento, que no son pocas, tienen la misma costumbre de llenar el depósito hasta que no entra ni una gota más. Los empleados de la gasolinera dejan la manguera funcionando, y cuando salta porque ha hecho tope, siguen llenando poco a poco hasta que el líquido desborda por el agujero. Incluso a veces al poner el tapón, la gasolina cae hacia fuera, porque no hay espacio para las dos cosas. Esto es un depósito lleno para un africano….


El aviso que nos han dado no pudo ser más exacto, porque las dos primeras gasolineras que visitamos en Kasane se encuentran sin nada que servir, y según los que nos atienden, hasta última hora de la tarde como muy temprano no tendrán nada.


Ante esta situación nos la jugamos y decidimos seguir nuestro camino hasta la próxima ciudad más cercana, que se llama Nata y está a unos 280 kilómetros de distancia. La aguja que indica el nivel del depósito marca algo menos de 3/4, así que con un poco de cuidado y sin hacer gastos innecesarios deberíamos llegar, un poco apretados, pero llegar al fin y al cabo.


Durante muchas horas circulamos completamente sólos por la carretera, como si fuérmos los únicos supervivientes de algún tipo de catástrofe...



A unos 70 kilómetros de salir de Kasane nos encontramos un pequeño pueblo con una gasolinera donde paramos a preguntar si nos podían llenar los depósitos. Llenamos hasta que se derramó por el lateral, pero cuando fuimos a pagar, el hombre que nos atendió nos dice que no tiene cambio…. No llevábamos monedas y tampoco su trabajo había sido tan productivo como para dejarle una generosa propina. Nos ofreció la posibilidad de ir a la tienda de la gasolinera cambiar dinero, pero advirtiendo que sólo lo harían si antes les compramos algo, que listos !!!


No teníamos pensado hacer compra en la tienda, así que volvimos a insistir en nuestra escasez de monedas. Nos fastidiaba sobre todo, porque el hombre llenó tanto los depósitos que prácticamente 1 litro se marchó por el lateral de los dos coches, y ese litro, era casi la diferencia de precio que necesitábamos en monedas. Al final y tras un rato de discusión y tira-afloja sin llegar a ninguna solución; dos hombres que estaban presenciando toda la escena, se ofrecieron a pagar la diferencia que nosotros no teníamos (10 Pulas = 1 Euro) y nos desearon buen viaje.


Tras el incidente de la gasolinera, entramos en una carretera larga, recta y sobre todo muy aburrida hasta llegar a la ciudad de Nata.


De camino a la ciudad a Nata tuvimos que atravesar otra valla de seguridad, donde repetimos la operación de limpiar todo el calzado y las ruedas de los Terios. En la imagen, varias personas de una organización internacional contra el VIH siguen el mismo protocolo que nosotros.



Como esta ciudad se encuentra en un lugar estratégico y todas las carreteras principales pasan por allí, hicimos otra parada para volver a llenar y comer algo. En la entrada del pueblo, dos gasolineras rivalizan por captar al mayor número de clientes posibles, pero los resultados son abrumadores: mientras una tiene un área de servicio con una tienda totalmente equipada y comida rápida, la otra posee al único empleado dando gritos y haciendo señales a los vehículos para que entren a repostar allí; el resultado no hace falta ni mencionarlo….


Entre pequeños y rústicos poblados, a veces aparece alguna casa algo más elaborada.Siempre nos preguntamos que tipo de cargo ocupará su dueño para poder permitírsela.



Mientras descansábamos un poco sentados en un banco a la sombra, un italiano nos preguntó si nos dirigíamos a Kasane, pero como de allí veníamos, el pobre hombre se quedó sin transporte. Tras el descanso, seguimos nuestra ruta con destino a Maun, que todavía se encontraba a unos 300 kilómetros por otra carretera aburrida y sin nada a ambos lados. Para matar el aburrimiento, y como los Cd´s de música ya nos los sabemos todos de memoria, desviamos la conversación hacia juegos de ordenador, Películas, etc, etc .


A mitad de camino, y cerca de otra valla de seguridad, encontramos esta singular puerta fabricada con huesos de animales...



Llegamos bastante temprano a Maun, sobre las 15:00. Como las carreteras están prácticamente desiertas y son muy rectas, la velocidad media de los viajes aumenta y es muy fácil hacer casi 120 kilómetros reales en una hora, sin apenas riesgo ni peligro.


De camino a Maun atravesamos una zona de bastantes animales cerca de la calzada. Estos pobres borricos intentan escapar de las horas de más Sol resguardándose a la sombra de un árbol.



Aprovechamos que era la hora de comer, para darle alimento a nuestros cuerpos a base de unas hamburguesas caseras que nos supieron a gloria. Tras el almuerzo, pasamos por la recepción para que nos mostraran nuestra zona de camping y preguntar que tipo de actividades podíamos desarrollar alrededor del Delta del Okavango.


La situación se nos complicó y de que manera al preguntar por las actividades, porque es imposible entrar en el Parque Nacional de Moremi sin un vehículo 4x4; y el precio de los safaris privados cuesta alrededor de 1600 Pulas por persona. Ante esta situación, nos conectamos Internet y abrimos el correo, para ver que opción nos ofrecía el hombre de la agencia, ya que anteriormente le habíamos escrito contando la situación que teníamos con los coches.


La agencia nos contestó ofreciéndonos la única posibilidad de alquilar un coche en la oficina de Avis más cercana y después pasarles la factura para efectuar el reembolso por su parte. Así que mientras Jorge y David se desplazaban a la ciudad para buscar la oficina de alquiler, el resto nos quedamos en el camping compartiendo una animada charla con un español, que llevaba desde Julio haciendo una ruta por libre y de forma solitaria por las mismas zonas que nosotros; hasta tuvo la suerte de conseguir una entrada para la final del Mundial…


A la vuelta de Jorge y David, las noticias no eran nada esperanzadoras: La oficina de Avis estaba cerrada y además tampoco tenían coches disponibles, en otra empresa sí que tenían pero los precios eran totalmente prohibitivos, sin otra posibilidad, le preguntamos a la chica de recepción del camping el precio de excursiones, posibilidades, etc.


El problema es que Maun está situada en el extremo sur del Delta del Okavango y a un par de horas de nuestra ubicación está el parque de Moremi. Los meandros, las zonas del río más interesantes, las tenemos a varias horas de distancia y nos es prácticamente imposible acceder a ellas en un solo día.


Los precios que nos ofrecían los considerábamos demasiado caros para nuestra economía (un viaje en avioneta 4500 Pulas – 450 Euros), y como no teníamos unos vehículos 4x4, las opciones de hacer cosas por nuestra cuenta se quedaban casi en ninguna. Después de un buen rato en la recepción, salió de su oficina el gerente del camping (un hombre blanco, como no podía ser de otra manera) y nos ofreció su colaboración para conseguir un coche a través de un amigo suyo que los alquila. Un par de llamadas de teléfono y el trato se cerró en lo siguiente: un 4x4 para los seis, sólo por un día y al precio de 120 Pulas. Se puede decir que nos salvamos en el último momento….


Hay ocasiones en que todo sale bien o todo sale mal, esta vez llevábamos una tarde de locos, y en apenas quince minutos todo se arregló de una forma rapidísima….Unas personas cancelaron su paseo en barca por el río Okavango para la mañana siguiente. El gerente nos ofreció esas plazas, así que en apenas un rato ya teníamos el plan completo para los tres días de estancia en Maun.


Tras el susto, la negociación y la situación de angustia, nos sentamos a jugar una partida de cartas y charlamos con el español con el que hemos hecho amistad. La información que nos facilitó acerca de las carreteras que nos faltan es muy buena y parecer ser que nuestros temores a encontrarnos unas pistas imposibles de circular no son tanto.


A pesar de ser la hora de la cena, no tenemos hambre, y es que con el ritmo de alimentación que llevamos, una hamburguesa como la que nos comimos al mediodía da para muchas horas….así que abrimos un paquete de patatillas para comer algo liviano.


Nuestra primera noche en este camping nos confirma nuestras ideas de que estos establecimientos están muchísimo mejor que en cualquier punto de España. Todos tienen muy bien organizado el tema de los servicios, las zonas particulares para cada campista e incluso una mesa con sillas para poder cenar sin problemas. Y todo esto por un precio muy inferior a los que ofrecen en nuestro país.


Con estas reflexiones nos vamos a dormir, tras un día de nervios e incertidumbre, al final ha salido todo bien.

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