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martes, 19 de octubre de 2010

Dia 15

Kasane – Kasane


Sin 4x4 no hay Safari.


Teníamos todo organizado y planeado para pasar el día entero visitando el Parque Nacional de Chobe, pero cuando llegamos a la puerta, el guarda nos advirtió de que sin un vehículo 4x4 no nos permitirían acceder al recinto. Así que el madrugón de levantarnos a las seis no nos sirvió para nada y tuvimos que volver al camping sin saber muy bien que hacer. Dudando mucho entre volver a las tiendas y dormir o pasar el tiempo haciendo algo hasta la hora de levantarse normalmente.


En esta ocasión nuestro campamento se encontraba en una zona de árboles repleta de pájaros, que nos despertaban con sus cantos nada más salir el Sol.



Mientras Jorge, David y el resto pasaban algunas fotos desde las cámaras al portátil, Fran se volvió a meter en la tienda y yo decidí pasear por el camping y los alrededores, haciendo tiempo hasta la hora del desayuno.


Por la mañana varios facóqueros (parecido al jabalí) pasearon entre las tiendas buscando raices y sobras de comida.



Tras engañar al estómago con un par de galletas y un trago de leche, nos acercamos a la recepción del lodge para preguntar si había alguna posibilidad de hacer una excursión tipo safari por el parque y sus precios.


Evidentemente, todos estos gastos “extras” se los pasaremos al que nos gestionó el alquiler de los coches, porque si nos hubieran dado los 4x4 como solicitamos, todos estos problemas no los tendríamos.


En la recepción nos ofrecieron un precio y unas horas que no nos terminaban de convencer, así que como en este mundo todo es oferta y demanda, salimos del recinto y entramos a preguntar en el lodge que está pegado al nuestro. Allí, una chica muy simpática, nos consiguió a buen precio un coche con guía y la entrada al parque incluida, además de poder elegir nosotros la hora de la visita. Así que nuestro safari particular sería a partir de las 3 de la tarde.


El resto de la mañana lo aprovechamos para intentar actualizar la página del viaje a través del wifi del lodge, pero como las conexiones en estos países no son gran cosa, nos acercamos hasta el centro de la ciudad para ver algunas tiendas y a la vuelta parar en una caseta de madera donde tenían un cartel que anunciaba servicios de Internet.


Mientras estábamos en la caseta, a Cristian se le empezó a poner mala cara y como yo había terminado con mis asuntos, me ofrecí a acompañarlo hasta las tiendas para que se tumbara un rato. De paso y mientras el resto no llegaba, organicé la comida, que tocaba a una lata de atún y tres rebanadas de pan de molde para cada uno.


A las tres en punto, el guía del safari nos estaba esperando en el sitio acordado. Nos avisó de que tenía que ir a buscar a su novia (que también se la llevaba al paseo) y tras recorrer media ciudad y el barrio donde vive, nos dirigimos a la entrada del parque donde nos encontramos con un autobús repleto de niños y niñas que iban a hacer una excursión al recinto.


Jorge habla con el guía mientras el resto permanecen atentos a las explicaciones de este.



El autobús de escolares que iban a visitar el parque venía desde la capital (Gaborone) y como es habitual por estos lugares, el número de pasajeros triplicaba el de asientos..


Es totalmente comprensible que nos prohibieran la entrada con los dos cacharros que tenemos por coches, porque la cantidad de arena que hay en los caminos dentro del parque es mucha. Estoy seguro de que si llegamos a entrar, no hubiéramos podido recorrer ni siquiera doscientos metros.


Ante la pregunta del guía de que tipo de animales queríamos ver, le respondimos que Rinocerontes, Leones, etc. Su respuesta no fue la esperada por nosotros…. No hay rinocerontes en el parque y los leones se pueden ver pero sólo de vez en cuando, igual que las hienas (es el único animal que nos falta). En compensación nos ofrece ver Elefantes, Jirafas, Cocodrilos y todo tipo de herbívoros.


Durante el camino y cada vez que nos cruzábamos con algún tipo de animal, el guía iba parando el coche y nos explicaba en inglés cosas curiosas e interesantes de los animales y de la región de Chobe, que tanto Jorge como yo le traducíamos al resto.


Un numeroso grupo de jóvenes machos de Antílope se alimentan tranquilamente mientras nosotros pasamos a su lado.



Poco a poco nos fuimos aproximando a la zona del río, el mismo por el que hicimos el paseo en barco, y a medida que nos acercábamos más, el número de Cocodrilos era mayor. También nos cruzamos con los miembros de una familia de monos Babuinos que se acercaban a beber a la orilla.


Como si de una carrera de cien metros se tratara, aparecieron decenas de monos corriendo y peleándose entre ellos hasta llegar a la orilla del río.



Mientras observábamos los monos, un varano aprovecha para cruzar el camino con su paso lento pero seguro...



Fue en esa zona donde vivimos un momento de tensión pero a la vez sorpresa, porque justo detrás de una zona de árboles apareció una manada de Elefantes, atravesando el camino. Nuestro guía paró en seco el vehículo e incluso se permitió la licencia de dar marcha atrás y pegarse mucho más a los animales. Mientras tanto, se dedicó a contarnos como se organizan las familias, quién manda en las manadas o a que edad un elefante se independiza de su madre. No había terminado de dar su pequeño discurso cuando nos encontramos casi rodeados por varios ejemplares adultos, entre ellos una hembra de la que apenas teníamos un metro y medio escaso hasta el coche….


La manada de elefantes se aleja del río para pasar a escasos metros de nuestra situación....



Esta hembra se acercó tanto a nosotros, que casi podíamos escuchar su respiración


Tras el peligroso acercamiento, la manada continuó su camino buscando las sobras de los árboles donde descansar y comer.



Es increíble poder disfrutar de estos animales en estado salvaje a tan poca distancia, sobre todo sin saber muy bien como va a reaccionar, ni que pasa por su cabeza. Tras un par de minutos de silencio total, el animal siguió su camino con el resto del grupo, pasando todavía más cerca de la parte trasera del 4x4.


El resto del día nada tuvo que ver con la tensión y la situación anterior. Muchos herbívoros, tales como Sprinbok, Kudu, Antílope, etc y bastantes Jirafas fue lo que pudimos fotografiar y ver.


Un Kudu pasta en un arbusto mientras varios pajarillos le limpian los insectos que tiene entre el pelo. Trabajo en equipo...


Tras un descanso de apenas cinco minutos en una zona de la orilla del río libre de cocodrilos, volvimos a hacer el camino a la inversa para salir del parque y regresar al hotel.


A partir de ese momento fue cuando la novia del guía se autoproclamó la reina de la fiesta y nos dejó a todos con la boca abierta. Durante el primer tramo del viaje, y hasta el descanso en el río, fue sentada en la última fila junto a Fran y Ana; pero tras el descanso se sentó delante junto al guía y entre bache y bache, se bebió 3 cervezas en menos de 10 minutos. Con un ritmo jamás visto antes por ninguno de nosotros, y una habilidad sobrehumana para abrir la nevera portátil, beberse toda la cerveza y aplastar el bote con una sola mano, para acto seguido volver a repetir la operación.


Las bromas entre nosotros sobre la mujer fueron continuas a partir de la tercera cerveza; sobre todo porque antes de entrar al parque, le había pedido una al guía de otro 4x4 que también estaba allí.


De vuelta a la puerta del parque y con el Sol agotando su última hora de luz, varias jirafas se dejaron ver cerca del camino.



Aunque se quieran esconder detras de un árbol, no son conscientes de que su cabeza siempre quedará a la vista...



Volvimos al lodge con el atardecer ya avanzado y tras ducharnos, cenamos unas latas de albóndigas con pasta que llevaban casi desde el primer día con nosotros, ya eran como de la familia. Las estábamos guardando para un ocasión especial…


Todo el grupo, excepto Cristian que prefirió quedarse en la tienda a descansar, nos sentamos en la terraza del lodge (nuestro bar de madera encima del río estaba cerrado), y pasamos el rato jugando con las cartas a la pocha hasta que a eso de las diez nos retiramos a dormir.

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